Resumen
Este artículo explora la interconexión entre el arte y la política, argumentando que el arte siempre ha reflejado las realidades sociales y los eventos históricos, ofreciendo interpretaciones de dilemas éticos y representaciones de violencia, tensiones sociales y luchas de poder. Se sostiene que el arte es inherentemente político porque involucra a los ciudadanos y los asuntos públicos, y que incluso la apoliticidad es una postura política ya que ignora el establecimiento y toma una posición. Se presentan dos formas de concebir la relación entre el arte y la política: como disciplinas independientes que se corresponden linealmente o mediante la consideración de "lo político en el arte", donde la conciencia política impulsa el trabajo del artista. Se presentan tres categorías de la relación entre el arte y la política: arte militante, arte de vanguardia y arte crítico. El artículo concluye que el arte y la política siempre han estado entrelazados, y que los artistas a menudo usan su arte para involucrarse con cuestiones sociales y políticas.