Abstract
La historia de la humanidad está enmarcada desde tiempos inmemorables por las normas, desde los tiempos de la Roma Antigua, las normas han regido su destino. Los Estados como representantes de la aplicación de estas normas han exigido de sus representados la opción de obtener un apoderado en el litigio, contra ese Estado, o para con los particulares, de aquí surge la figura del abogado como representante del indiciado, intentando hacer la defensa con argumentos que la ley de imprime a sus planteamientos, disertaciones que darán al implicado la posibilidad de resolver sus angustias, y de ajustar su situación. Ese abogado deberá ajustarse a las limitantes que cada nación, en su desarrollo normativo impondrá. En Colombia, el control sobre las actuaciones de los abogados está plasmado en el código disciplinario del abogado incluido en la Ley 1123 de 2007, la cual indica de manera clara y sucinta los deberes e incompatibilidades en el ejercicio de su profesión, la ética, el profesionalismo y, ante todo, su actuar dentro del marco de legalidad, estos son los factores más relevantes para una buena práctica del derecho.
References
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